A continuación leerán otro testimonio de que servimos a un Dios viviente que satisface TODAS nuestras necesidades.
Dios los bendiga, Novia de Cristo:
Me gustaría compartirles un testimonio sobre algo que me pasó esta semana. Hace dos semanas comenzamos los círculos literarios. Básicamente consisten en que el profesor selecciona varios grupos pequeños para que cada uno lea un libro distinto. Al mío le asignaron el libro Donde crece el helecho rojo, del cual debíamos leer cierto número de páginas diarias.
Así que el sábado, en un rato libre, decidí traer mi libro para leerlo; pero cuando bajé las escaleras y fui a sacarlo de mi mochila, no estaba allí. Revolví toda la mochila pensando que lo había guardado en otro bolsillo; sin embargo, no apareció. Entonces, le resté importancia; pero, al avanzar la semana, empecé a preocuparme de verdad, pues el viernes debíamos devolver todos los libros.
Le pedí a mamá que me ayudara y, aunque éramos dos buscando, no tuvimos éxito. Por tanto, el miércoles por la noche mamá me dijo que cuando asistiera a la clase, le avisara al profesor lo sucedido y le preguntara el valor del libro para que lo pagáramos. Entre todas las circunstancias, oré a Dios para que me ayudara a encontrarlo y también Le agradecí por ayudarme a encontrarlo, a pesar de que seguía perdido.
El jueves por la mañana me desperté como siempre y me arrodillé para orar y agradecerle al Señor por haber dormido bien. También Le pedí que me ayudara a hallar el libro y que en tal caso enviaría mi testimonio a YF. Luego me levanté y me bañé. Cuando ya me había alistado para ir a la escuela, ¡mi mamá subió y me dijo que el libro había aparecido! Después me lo entregó. Sentí asombro, felicidad y alivio al mismo tiempo, quedando sin palabras; pero estaba regocijándome en mi interior.
Novia de Cristo, espero que este testimonio los ayude a darse cuenta de que Jesús los ama y está listo para no solamente ayudarlos, sino suplir todas sus necesidades, aún en los asuntos simples.
Massachusetts, Estados Unidos