Testimonio de un servicio de cintas en Camerún

Este testimonio tan simple, pero al mismo tiempo tan profundo, demuestra que Dios continúa llamando y que el ministerio de las Cintas sigue vigente y obrando hasta en los corazones de los incrédulos. Ya sean cinco o cinco mil, Dios siempre obra igual.

Un sábado, hace unos meses, el pastor Joseph organizó un servicio de cintas en su iglesia con los jóvenes creyentes. Se reunieron para escuchar una cinta y responder el cuestionario correspondiente a ese sermón, que se publicó en YF.

Durante el último servicio, Dios dirigió los pasos de un incrédulo para que participara en la actividad. Él escuchó predicar al profeta y decidió volverse Cristiano. Se bautizó junto con un hermano y una hermana.

Gracias al Señor por el ministerio de las Cintas. Adjuntamos una fotografía del joven que se bautizó luego de escuchar la cinta (el que se encuentra en el centro vestido de negro). Ahora es un Cristiano. La hermana y el hermano vestido de rojo junto a él también se bautizaron. Ahora todos son creyentes del Mensaje y siguen presionando play.

La Hermana Rachel

Camerún

Sería algo egoísta. Si el corazón de un hombre no intenta salvar a su hermano, algo anda mal con su corazón. No importa la situación: si su hermano lo odia, si su hermano está en su contra, si su hermano ha intentado derribarlo a toda costa, aun así el corazón de ese hombre apoya a su hermano. No lo puede evitar. Hay algo en su interior que clama: “¡Oh!, mi hermano, estas equivocado; pero quiero—quiero que seas salvo”. Y, por tanto, Ud. procura con todo su ser que su hermano crea de todo corazón y entre al Reino de Dios. Y, ahora, esa es la clase de reunión que queremos siempre. He predicado a—a cientos de miles y he predicado a solo cuatro o cinco personas; pero no sería más sincero con quinientos mil que con cinco personas, puesto que Dios valora un alma igual que diez mil mundos (55-0120).


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